Es cierto que los partidos son autocráticos y priva en ellos una condición de hierro elitista; empero, no puede evadirse la responsabilidad de soslayar los intereses del partido y la militancia.
La partidocracia produce basura y la sociedad lo reconoce, de ahí el rechazo hacia los candidatos o postulaciones cuyo nombramiento, simplemente, no tiene la menor legitimidad. Independientemente del régimen político, la militancia reconoce el liderazgo de quien aspira a representar la identidad del partido: se tiene o no se tiene. Por tal razón, el nombramiento de Xóchitl Gálvez como aspirante presidencial del Frente Amplio por México inicia severamente lastimado, no tiene una base de apoyo, está cimentado en declinaciones arbitrarias y discriminatorias.
En correspondencia a esta situación, el proceso interno del Movimiento de Regeneración Nacional para designar al representante nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación tiene que culminar con pulcritud y responsabilidad. Es cierto que los partidos son autocráticos y priva en ellos una condición de hierro elitista; empero, no puede evadirse la responsabilidad de soslayar los intereses del partido y la militancia.
La crisis de la democracia se acompaña de un grave estado de salud en el sistema de partidos, el FAM es una muestra; pero la situación que guardan los institutos políticos que decidieron conformar dicha alianza pragmática polipartidista no debería contagiarse tan rápido a MORENA. Las alianzas promiscuas no pueden ocultar su relación materialista e intención instrumental, al menos las coaliciones partidistas deben tener un mínimo interés ideológico.
El proceso interno de MORENA puede sentar un gran precedente con la trayectoria que han seguido las designaciones partidistas de candidatos a la presidencia de la república. Si los errores de Coahuila y otras entidades persisten, México no podrá tener partidos políticos institucionalizados sino camarillas y personalismos obligados a un faccionalismo colaborador endeble.
En las entidades donde se preparan elecciones locales para el próximo año, se comienzan a estructurar los operadores políticos y aspirantes con trayectorias arbitrarias y caciquiles que consideran superar el veto presidencial o el humanismo de Morena. Si el Movimiento de Regeneración Nacional reproduce el proceso interno del FAM o de los partidos oficiales tradicionales, entonces, la lucha política estará saturada de conveniencias, traiciones y violencia.
Morena debe compaginar la rentabilidad electoral y las alianzas locales, si los intereses caciquiles y pragmáticos están por encima de la Cuarta Transformación no habrá extensión, ni continuidad, ni cambio de régimen.
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