La más grave consecuencia de esta infección viral es tomar decisiones equivocadas, no darse cuenta del error, ni de las consecuencias negativas para sus propios intereses, legítimos o no…
“…tienes por enemigos a todos aquellos a quienes has ofendido…”
El Príncipe
El Nóbel de literatura portugués, José Saramago, nos mostró de alguna manera que la ceguera es contagiosa y que quien mantiene una posibilidad de visión asume una gran responsabilidad hacia los demás.
En política, la ceguera puede ser provocada por males diversos que nublan el entendimiento de los actores relevantes, incluso los más inteligentes, los mejor preparados, los más audaces. No respeta edades, género o filiación.
La más grave consecuencia de esta infección viral es tomar decisiones equivocadas, no darse cuenta del error, ni de las consecuencias negativas para sus propios intereses, legítimos o no, pero que, para quien observa de lado, de fuera o de lejos son evidentes.
La ceguera política se puede contraer por mérito propio, como resultado de la conciencia sobre las propias capacidades sobresalientes que convierten el orgullo en soberbia y la soberbia en narcicismo.
Cuando Dante Delgado y Enrique Alfaro no se sientan, de entrada, a dialogar y negociar la forma de decidir conjuntamente el proceso de nominación de la candidatura a suceder al gobernador de Jalisco, es por la enorme soberbia de ambos talentosos políticos.
Tienen que suceder forcejeos, dimes y diretes, escarceos y fricciones para que, finalmente y tras una exhibición pública, se pongan de acuerdo.
Aparentemente lo han logrado porque son inteligentes, pragmáticos y comparten más intereses que los que disputan y conflictúan.
El desafío, la dificultad para quienes se dedican a la política es lograr un equilibrio desigual entre inteligencia y soberbia, en el que el cerebro domine al más hormonal de los sentidos: el orgullo.
La infección viral de la ceguera política se agrava cuando el equipo que rodea a los políticos asume el rol de caja de Petri, con material de cultivo de los hongos y mohos que van reduciendo la visión.
Los elogios infinitos y absurdos, las loas, la adulación y las “críticas” positivas van creciendo como la membrana de las cataratas en la mente del personaje que se vuelve víctima de sus leales.
Así tenemos a un Marcelo Ebrard atrapado en su laberinto. Sobrevaloró su ascendencia sobre su jefe el presidente López Obrador.
Creyó que era su hermano de lucha, cuando en realidad es su jefe político (aún lo es porque ninguno de los dos ha renunciado a su relación, aunque Ebrard la desgasta a pasos acelerados).
La forma en que le fueron concedidas las condiciones que puso para el proceso de elección interna de Morena, todas (renuncia anticipada, la más importante) menos una (debate), le hizo creer al excanciller que su influencia era mayor.
Ebrard alejó a fieles de toda la vida, no escuchó a quienes solían ser interlocutores con inteligencia y sin lisonja, como Alejandra Moreno Toscano, Juan Enríquez Cabot o el propio Enrique Márquez (a quien permitió que echaran desde los pasillos de Palacio Nacional).
Se rodeó de gente capaz y leal, sin duda, pero soberbios y golpeadores, como la subsecretaria Martha Delgado o su administrador en Exteriores, Mario Poblanno, entre quienes le cantaron como sirenas que podía ganar las encuestas y que no está solo, que sus seguidores son como chiapanecos dispuestos a arrojarse al Cañón del Sumidero desde el Peñón de Tepetchía, con tal de seguir al líder y no “someterse a la señora”.
También observamos como Xóchitl Gálvez comienza a perder la visión. Cree que su astucia es infalible y que su lengua es invencible.
Mientras los sociedadcivilistas tiran de ella hacia un lado, los partidos se jalonean por tripularla y Gálvez se confunde. Aún no se ha cegado por completo, pero pierde de vista el diagnóstico, la causa, la pluralidad de intereses que quieren que sea el buque rompe hielos, pero que no terminan de subirse al barco… Leonardo Curzio, con la elegancia que lo caracteriza, cuestionó a Margarita Zavala (recién incorporada al equipo de campaña) sobre las razones por las que Xóchitl abandona posiciones como su respaldo al aborto.
La respuesta evasiva, pero honesta, muestra a una Xóchitl titubeante.
Mientras tanto, en Ciudad Gótica, el ala dura de Morena, con voces oficiales como la de Hernán Gómez, Sabina Berman y las huestes de Jesús Ramírez intentan dinamitar al Batman Omar García Harfuch, abierta y evidentemente cercano a Sheinbaum, para impulsar a Clara Brugada, la mejor gobernadora que ha tenido Iztapalapa en años, leal, capaz, astuta y competitiva, también cercana a Sheinbaum.
¿Por qué no hacen un tándem? ¿Por qué no alcanzan a ver que se disparan en el pie, y hieren a Claudia al mismo tiempo? ¿Qué les impide ver que en la lucha intrauterina por el poder de representación pueden desgastar y lastimar la mayor?
Un libro, una peli, un podcast:
Libro: Ensayo sobre la ceguera (Alfaguara) José Saramago. En un pueblo todos los personajes, sin nombre, pero reconocibles por su descripción y su rol, pierden la vista, excepto una que adquiere una gran responsabilidad.
Serie: Shetland (Acorn) Serie británica sobre el detective isleño Jimmy Perez, creado por Anne Cleves (autora de la saga de Vera).
Podcast: Discos con historia (SER). Miguel Lázaro narra como fueron concebidos discos emblemáticos del rock, desde Radio Head, hasta Bjork…
@KoldoHerria
No olvides mantenerte informado en El Independiente MX