Cancún rojo
Hace años que Quintana Roo se tiñó de rojo. Rojos son los principales lugares turísticos del estado (Cancún, Isla Mujeres, Puerto Morelos, Tulum y otras gemas de la Riviera Maya). Rojas son las calles de Cancún: la joya de la corona del turismo nacional y extranjero.
Los enfrentamientos entre “narcomenudistas” son cosa de todos los días.
Apenas en noviembre de 2021, luego de un tiroteo ocurrido en Puerto Morelos que dejó dos vendedores de droga muertos en el club de un hotel lleno de turistas extranjeros, el fiscal general Óscar Montes de Oca fue claro: “En Tulum tenemos unos 10 grupos de narcotraficantes y en Puerto Morelos hay dos grupos peleando entre ellos”, dijo con resignación.
Son muchas las postales de las matazones que se viven cotidianamente en el “paraíso”. Una noche de octubre en un bar rústico de Tulum, cinco mujeres europeas cenaban y bebían cervezas. Ahí se encontraba también una chica de la India y varios estadounidenses. El ambiente era relajado en la taberna “La Malquerida”. Caía la noche cuando irrumpió un comando de sicarios con armas de alto poder disparando contra los comensales. Una alemana y la chica de la India fueron salvajemente ejecutadas. Después de la lluvia de balas las otras tres víctimas (de Alemania y Holanda) resultaron heridas y terminaron internadas en un hospital. Los asesinos se dieron a la fuga.
Preocupado más por su “futuro” político, el gobernador Carlos Joaquín González dice que los ataques son “hechos aislados”, pero los datos duros lo contradicen.
Quintana Roo es uno de los lugares turísticos más peligrosos. El fiscal general del estado hizo revelaciones macabras: en octubre en los servicios médicos forenses se encontraban 780 cuerpos sin identificar. Al cierre de noviembre de 2021 la cifra de crímenes violentos era más de mil.
En 2022 son tantos los cadáveres que se perdió la cuenta.
En el Caribe mexicano cualquier cosa puede ocurrir ante el dominio del narco.
Los panteones de todo Quintana Roo se encuentran saturados.
Desde que inició la guerra de los narcos a principios de los 90, el principal panteón de Chetumal “Campo del Recuerdo” fue cerrado y hubo que abrir nuevas fosas en terrenos ejidales de Calderitas. En Cancún y Playa del Carmen, ocurre lo mismo. No hay lugar para tantos muertos.
Las cárceles también se encuentran saturadas. El hacinamiento es brutal. El Censo Nacional del Sistema Penitenciario 2020 reveló una sobrepoblación en doce estados del país. Quintana Roo ocupa uno de los primeros lugares, sus cuatro centros carcelarios se encuentran arriba del 125% de su capacidad.
En su Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria de la CNDH, las cárceles de Cancún, Playa del Carmen, Cozumel y Chetumal tuvieron una certificación negativa al no garantizar higiene e integridad de reclusos. Las prisiones están bajo control del narco y se encuentran recluidos casi un centenar de menores de edad reclutados por el narco.
Quintana Roo contribuye con 9% del PIB en la economía nacional y se ha convertido en terreno bajo control del narcotráfico. La industria hotelera ha advertido al gobierno federal que los destinos turísticos del estado penden de un hilo ante los altos niveles de violencia que lo han convertido en un campo de batalla.
Los agentes de viajes de Estados Unidos y Europa tienen clasificada a Cancún como la ciudad más mortífera para turistas y está en el mapa mundial de destinos con mayores riesgos para viajeros. Los principales resorts turísticos del Caribe, donde operan más de 20 cadenas hoteleras españolas están en estado de alerta máxima ante la impunidad de los carteles.
Alemania y Estados Unidos han emitido alertas rojas para sus connacionales a raíz de los ataques a turistas en Tulum, Playa del Carmen, Puerto Morelos y Cancún.
En junio pasado a las 2 de la tarde en Playa Tortugas en el Bulevar Kukulkán de la Zona Hotelera de Cancún, con los más exclusivos hoteles, dos hombres murieron y una turista resulto herida en el hombro tras un ataque de narcotraficantes.
El campo de batalla en que se ha convertido el estado, propició la intervención militar.
La Guardia Nacional dispuso la creación de un batallón especial para patrullar las playas y centros turísticos. No obstante, los enfrentamientos continúan. El Batallón de Seguridad Turística integrado por más de 1500 elementos militares no significa una garantía para los visitantes en tanto las ejecuciones sigan ante la indiferencia de Joaquín González quien está más preocupado por seguir escalando su carrera política luego de que el presidente Obrador lo invitó a sumarse a su equipo como posible secretario de Turismo.
Es la puerta del infierno. El poder lo tienen los narcos. Este es el panorama con el que tienen que lidiar los candidatos y sus campañas para las elecciones del próximo mes de junio.
Los políticos que aspiran a gobernar saben que el narco manda en Quintana Roo y que éste ha permeado a estructuras del gobierno.
En el caribe opera el “Cártel de Caborca” que se encuentra bajo la lupa de la DEA. El cártel está en disputa con el grupo de Nemesio Oseguera (El Mencho) por el control de todo el estado. Eso explica la ola de violencia que se vive en la entidad con una cuota diaria de sangre, incluyendo a familias completas ejecutadas.
Poco o nada se sabe de esto en la capital del país, porque los medios han sido cooptados o amenazados por el narco. Y lo peor, los cuerpos policiacos están a su servicio.
Joaquín González voltea para otro lado y hace cómo que nada pasa. Así ocurrió en su tiempo con Mario Villanueva quien pasó una temporada en prisión en Estados Unidos por narcotráfico, al servicio del Cártel de Juárez en tiempos de Amado Carrillo. Ante las cortes estadounidenses Villanueva se declaró culpable. “Sí lavé dinero”, aceptó.
Gracias a una ley de amnistía promovida en 2020 por López Obrador continúa su sentencia en arresto domiciliario.
Hay quienes apuestan a que Carlos Joaquín podría seguir los pasos de Villanueva. Su antecesor Roberto Borge se encuentra interno en una prisión de alta seguridad en Morelos por actos de corrupción y delincuencia organizada.
Ningún otro estado del país ha sido puesto bajo la lupa del Departamento de Estado de Estados Unidos por la ola de violencia. Durante la gestión de Joaquín González se han emitido un número indeterminado de “alertas rojas” por las amenazas y riesgos a la seguridad de sus ciudadanos, la mayoría turistas.
Carlos Joaquín llegó al gobierno gracias al nepotismo y las maniobras políticas que construyeron su triunfo mediante una alianza tejida desde los más altos niveles del poder en el gobierno del ex presidente Peña Nieto, gracias a la poderosa influencia de su medio hermano Pedro Joaquín Coldwell metido en el escándalo del Caso Lozoya.
El primer escándalo en el que se vio envuelto el gobernador se dio en el primer año de su mandato cuando el encargado de los recursos para su campaña, amigo y socio Juan Vergara fue puesto en prisión por la PGR cuando se investigó su fortuna. Vergara fungía entonces como secretario de Finanzas.
Carlos Joaquín presentó en su último informe datos falsos a diputados referentes al escandaloso endeudamiento del estado. Aunque se asume el campeón de la transparencia, los manejos financieros de su gobierno son tan transparentes como el agua de horchata.
Para cubrirse las espaldas, dado de que está a meses de concluir su mandato en abierta traición a la alianza PAN-PRD que lo respaldó promueve como su sucesora a la actual alcaldesa de Cancún: Mara Lezama.
Mara saltó a la política por la popularidad que le dio un programa radiofónico de chismes y denuncias ciudadanas. Se inició como reportera en un periódico local y su paso por la radio la catapultó a la política y en su primer intento por obtener la candidatura al gobierno municipal de Cancún tranzó con el exgobernador Félix González Canto su nominación a cambio de dinero.
Lo grave es que al inicio de su gestión hace tres años como alcaldesa en Cancún aparecieron varias mantas de grupos del narco donde le reclamaban su apoyo, la señalaron de recibir millones de pesos para su campaña.
Tras los reclamos de los narcos, lo atroz llegó después cuando apareció en una de las calles céntricas de esa localidad el cuerpo desmembrado de uno de sus escoltas que cuidaba de la seguridad personal de su hijo mayor.
No es un secreto para nadie que el narco reina sobre los destinos de Cancún y de todo el territorio quintanarroense.
Aeronaves y lanchas rápidas van y vienen. Se desplazan en Chetumal ante la complicidad e indiferencia de autoridades de Aeronáutica Civil que se encuentran cooptados por el narco, como ocurre también con soldados y marinos quienes participan de la bacanal en que se ha convertido el estado. Es la misma historia que abarca toda la Península. En Holpechen, Candelaria y la capital de Campeche las avionetas Cessna retacadas de droga parecen una plaga de mosquitos en la noche.
Quien triunfe en las próximas elecciones se va a sacar la rifa del tigre.