Con un índice de popularidad del 37%, el más bajo registrado en su administración, Biden se dirigió en su primer informe del Estado de la nación a un país lastimado en su economía, seguridad pública, salud y educación, el 47% cuestiona su débil desempeño en la crisis de Ucrania y Trump lo sacude con una frase matona, “Putin está jugando con Biden como un tambor”. Aun así, el ataque a la democracia pinta para ser un tema clave en el mensaje a la nación de Biden.
Estados Unidos está muy lastimado, está hasta el cuello por la inflación a poco más del 7%. El ciudadano común tiene miedo a la violencia en sus calles, los precios de la gasolina suben y pegan en el bolsillo del consumidor, “ya no hay carne en las mesas” es la frase en algunos medios. Las drogas son un grave problema de salud y la educación va de mal en peor. Los ciudadanos esperan que Biden aborde sus problemas, que los escuche y que no hable solo de él.
De acuerdo a la última encuesta del Washington Post, Biden recibe una aprobación del 37% y un tache absoluto por parte del 55% de los electores consultados. Peor aún, el 50% de los consultados señalan que prefieren a los republicanos en el Congreso mientras que el 40% todavía cree en los demócratas. Esta última cifra, puede dar una idea de cómo pinta el Congreso en las próximas elecciones en Estados Unidos. Rojo, muy rojo.
Biden quiso aprovechar el tema de la defensa de la democracia, dentro y fuera de los Estados Unidos. Abordó la importancia de vivir en un mundo con estado de derecho y no uno donde se gobierna de manera caótica. En lo interno, condenó el atentado a la democracia al insistir en un fraude electoral ficticio que sólo resulta en un daño a su sistema electoral institucionalizado y en divisiones dolorosas para el país.
En lo externo, hizo énfasis en la importancia de defender la democracia y la libertad en Ucrania ante un ataque injustificado. Mencionó como un logro, el concretar la unidad Occidental frente al conflicto, lo que ha aislado a Rusia a nivel internacional. Llamó a la negociación, la invitó a vivir bajo los estándares internacionales de respeto a las soberanías y la cooperación multilateral.
Cuestionó el elevado costo de abandonar el liderazgo mundial decidido por Trump, de asumir un cómodo bajo perfil mientras que se cocina en el bando contrario un ataque a la democracia. Y colocó la advertencia: si no se actúa hoy, mañana vendrán otros ataques. Es necesario detener las ambiciones rusas (sobre los países bálticos) o las chinas sobre Taiwán, fue el eje de su discurso.
En su mensaje tocó el tema del impacto, del “dolor” en los bolsillos de los norteamericanos por las sanciones aplicadas a Rusia. No habló en crudo de las presiones sobre la economía norteamericana, pero si juró “trabajar como diablo” para evitar más dolor sobre el electorado.
Migración y delincuencia, fueron la mancuerna donde también Biden recibió sus buenas acometidas pues le reclamaron la frontera abierta “de par en par, por donde entran “miles” de ilegales y futuros delincuentes.
A sus 82 años quizás ya no le queden ganas de otro período en 2024. Es probable que los demócratas hayan encontrado algún mensaje en clave, un incentivo para no dejarse caer en las próximas elecciones de medio tiempo.
La encuesta del Post indica la preferencia por los republicanos para que dominen el Congreso, lo que hace a Trump engallarse y ser más agresivo con “Sleepy Biden”, como califica de Dormilón al presidente en funciones.
“Trumpkin” como le llaman algunos, recibió algunos abucheos por sus elogios a Putin, no les gustó que lo llamara “genio”, “inteligente, valiente”. En la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) Trump remató con otra de sus frases matonas: el problema “no es que Putin sea inteligente, el problema es que nuestros líderes son tontos, y hasta ahora le permitieron salirse con la suya con esta parodia y asalto a la humanidad”.
“Putin está jugando con Biden como un tambor”, sentenció “Trumpkin”. Sin embargo, la prudencia dominará a “Sleepy Biden”, en su discurso llamará a la unidad y a superar las divisiones internas.