México vive una sofisticación táctica y armamentista del crimen organizado
La lucha contra el crimen organizado experimenta uno de sus momentos más álgidos en México, si bien los enfrentamientos del Ejército mexicano con el crimen organizado no son frontales, el recrudecimiento de la violencia en varias regiones del país ha demostrado el poderío armamentista del narcotráfico.
Incluso, a medida que la violencia aumenta en México, los grupos criminales han adoptado un enfoque cada vez más militarizado en sus tácticas, armamento y entrenamiento.
Contexto
Desde hace años, las municiones de tipo militar, como granadas propulsadas por cohetes y los lanzagranadas de 40 mm han llegado a hacer parte de los arsenales de los cárteles. Tanto sicarios como integrantes rasos usan cada vez más chalecos antibalas y arneses de combate, y portan rifles de asalto.
Cabe recordar un hecho en 2015, cuando el Cártel Jalisco Nueva Generación dio un golpe contra las autoridades utilizando armamento de guerra. Se trató del Lanzacohetes RPG-7, proveniente de Rusia. Con la misma estrategia de los terroristas en Medio Oriente, el grupo criminal derribó un helicóptero Cougar que logró aterrizar de emergencia antes de incendiarse por completo; pese a ello, seis militares murieron.
Aunado a ese hecho, son cada vez más comunes los rifles de alto calibre, además de explosivos generalmente a manera de mensajes amenazantes, así como carro bombas, detonados con grandes cargamentos de explosivos para afectar la infraestructura, como los que se utilizaban en Colombia a fines de los ochenta y principios de los noventa.
Incluso, el CJNG opera con fusiles Barret, calibre 50 (M82), considerado como el rifle más poderoso del mundo, como el que se usó en 2020 en el atentado fallido contra el jefe de policía de la ciudad de México, Omar García Harfuch.
Actualidad
Tomando dicho contexto, ahora el panorama es más complejo, pues los cárteles en México están usando armas no convencionales como si fueran ejércitos en guerra, es decir, una evidente militarización.
A decir de John P. Sullivan, coeditor del libro publicado Illicit Tactical Progress: Mexican Cartel Tactical Notes 2013-2020, la adaptación e innovación táctica de los carteles mexicanos es resultado de múltiples factores.
Por un lado, los de carácter tecnológico, con la llegada de nuevas armas y herramientas, como la operación de drones.
También existen factores como la creación de nuevas alianzas, nuevas prácticas organizacionales, tácticas, técnicas y procedimientos.
Por ejemplo, la evolución táctica permite a los grupos armados criminales obtener una ventaja sobre sus rivales, acumular poder y control territorial, aumentar las ganancias y mejorar la capacidad de supervivencia.
Como muestra, en febrero pasado, un campesino michoacano murió cuando su camioneta pasó por

encima de una mina terrestre en lo que sería el primer deceso de un civil a causa de este tipo de explosivos.
Antes (enero de 2022), miembros del crimen organizado atacaron con una mina terrestre un convoy del Ejército mexicano, en la región de Tierra Caliente, en el estado de Michoacán.
La mina detonó al paso de un vehículo táctico blindado y artillado, utilizado por el Ejército en operaciones de inteligencia y contra el crimen organizado, principalmente, para la captura de narcotraficantes. La explosión provocó severos daños en la estructura del automotor y dejó heridos a cuatro soldados, uno de ellos de gravedad.
Desde ese momento, la Sedena desactivó al menos 250 explosivos caseros en esta zona conocida como Tierra Caliente, revelado como un auténtico campo minado para mayor terror de la población local.
Las minas antipersona, que recuerdan a las estrategias utilizadas en países de grandes conflictos armados, se suman así al arsenal de los carteles mexicanos que han aumentado su poder y diversificado sus armas hasta contar con muchas de las utilizadas por militares y ejércitos en guerra.
Además del uso de drones para arrojar explosivos pasó de una idea futurista a una realidad, como lo mostraron los hechos de enero pasado, cuando las comunidades El Bejuco y La Romera, pertenecientes al municipio de Tepalcatepec, en la región de la Tierra Caliente de Michoacán fueron atacadas desde el aire.
Así, a medida que la violencia aumentó en México, los grupos criminales adoptaron en la última década un enfoque cada vez más militarizado en sus tácticas y, sobre todo, en sus armas.
De contar con viejas armas soviéticas en el pasado, los carteles pasaron a utilizar desde fusiles característicos de ejércitos en guerra hasta los drones con explosivos de tecnología más sofisticada, pasando por la fabricación de sus propios vehículos blindados o incluso submarinos. Y ahora, también hay minas improvisadas.
¿Cómo llegan las armas al narco?
Según datos dados a conocer por InSight Crime, existen tres fuentes principales de armamento de grado militar. La primera son los rifles “deportivos” Barrett semiautomáticos calibre 50 y los fusiles semiautomáticos como los AR-15 y AK-47, que son comprados por intermediarios en Estados Unidos para luego ser contrabandeados a México.

La segunda fuente son los saqueos a los armamentos militares centroamericanos, fuente que prácticamente ha sido agotada, y las armas que provienen de todo el mundo, por ejemplo de China, que anteriormente era uno de los principales países de origen. Este armamento, como las RPC y otras armas antitanques, los lanzagranadas y las ametralladoras de mediano y alto peso, son verdaderas armas de infantería de grado militar.
La tercera fuente proviene del propio México y la constituyen funcionarios políticos y militares corruptos. Se trata de armamento militar obtenido en las bases y arsenales del Ejército y la Guardia Nacional en zonas de conflicto, así como armamento que les es incautado a los carteles y que de alguna manera regresa a las manos de estos en vez de ser destruido.
Narcopropaganda, un factor creciente y ligado
Antes, los cárteles usaban cuerpos y pancartas para intimidar a los rivales y al propio gobierno, sin embargo, la sofisticación de estrategias de “comunicación” de los propios grupos de crimen organizado.
Es decir, los cárteles utilizan permanentemente estrategias propagandísticas, donde principalmente da cuenta de la impunidad implícita de la que goza el cartel actualmente.
Por ejemplo, los videos en los que se observan unidades del CJNG fuertemente armadas, con vehículos blindados y exhibiendo potencia de fuego, buscan hacer una ostentación de su sofisticada capacidad militar para impresionar al pueblo mexicano, a los carteles rivales y a los agentes gubernamentales.
Futuro poco alentador
De acuerdo al especialista Robert J. Bunker, en una reciente entrevista con la BBC, la especialización en armas vista actualmente en la región en disputa de Tierra Caliente podría extenderse a otras zonas de México donde los grupos criminales vean la necesidad de lograr una ventaja táctica.
“A medida que el conflicto se traslade a otros frentes donde los carteles compiten, esas nuevas áreas en disputa se convertirán en incubadoras de innovación táctica”, pronostica.
Si bien el Ejército mexicano sigue teniendo mucho más poder armamentístico que los carteles en forma de tanques, artillería o helicópteros, uno de los puntos débiles, es que, “los carteles se involucran en actos de corrupción que socavan las instituciones del gobierno mexicano. Las unidades de la Secretaría de Defensa en terreno pueden ser vulnerables a la corrupción si se despliegan en un área por periodos prolongados”.