Activistas que impulsan la legalización de la marihuana y que sean los pueblos originarios los primeros en sembrar en México, sembraron unas plantas de cannabis frente al Palacio de Gobierno en la ciudad de Hermosillo, estado de Sonora (noroeste), y avisaron que a partir de este fin de semana iniciarán un cultivo con el pueblo mayo en la región del sur del estado.
Mediante la promoción del Plan Tetecala, los activistas siguieren que los pueblos originarios y sectores vulnerables sean los primeros en sembrar marihuana en el país, y por ello concretaron en días pasados una siembra simbólica de la especie endémica de la cannabis sátiva.
Acompañados por autoridades tradicionales del pueblo mayo, que habitan en el norte de Sinaloa y
en el sur de Sonora, los activistas acudieron ante distintas autoridades como la sede del Poder Ejecutivo Estatal, al Congreso local, la Fiscalía de Justicia, la Fiscalía General de la República y la Comisión de los Derechos Humanos.
Esto para avisarles a las autoridades que a partir del pasado fin de semana comenzarán un cultivo tradicional con los mayos o yoremes, en el municipio de Álamos, la región del estado más fértil para esta siembra, muy cerca del llamado “Triángulo Dorado”.
El “Triángulo Dorado” que conforman Sinaloa, Chihuahua y Durango es una zona del país que debido a su clima y orografía es propicia para el cultivo de la cannabis y la adormidera, de donde se extrae la goma de opio, que es la base de la heroína.
En días pasados, al participar en el foro La Regulación del Cannabis y las Oportunidades para el Desarrollo de una Industria del Cáñamo en México, Andrés Saavedra, abogado del Plan de Tetecala, explicó:
“El Plan de Tetecala emerge como una propuesta social e histórica, vinculada con el Plan de Ayala, firmada en el mismo estado, pero ahora en otro municipio, en Tetecala. Ahí se plasmó la voluntad del pueblo, ejidatarios, comuneros, activistas, pueblos indígenas y originarios, sociedad en general y una diversidad basta de simpatizantes que se unen a una sola cosa: el derecho de libre cultivo”, aseguró.
“El objetivo es claro, que los sectores vulnerables puedan decidir qué sembrar, puedan aprovechar sus tierras conforme a los requerimientos actuales del mundo, que son muchos, pero sobre todo que pierdan el miedo; este miedo que la prohibición trae muertes y privaciones de la libertad”, expuso.
“Hoy la deuda con el campo prevalece y el eco de la frase tierra y libertad resuena en aquéllos que no pueden decidir qué sembrar y con ello continúan atados a los intereses de unos cuantos”, manifestó.