Ciento de migrantes que llevan meses varados en la frontera de Tijuana ven con esperanza el anuncio del fin del Título 42, una norma que Estados Unidos ha usado en los últimos dos años para expulsar de forma expedita a migrantes en situación irregular que llegaban a su país, y que inicialmente se anunció sería derogada el próximo 23 de mayo, pero pende de un hilo.
En esta frontera de Tijuana-San Diego, que es la más transitada del mundo, la migración ha sido, es y será un gran desafío para la sociedad norteamericana y mexicana, no sólo por los viajeros nacionales, sino por la llegada de personas de todas partes del mundo, incluidos en las últimas semanas.
De acuerdo al Doctor en Ciencias sociales, Alejandro García, “Apenas hace seis años, y tras el fenómeno

climático que provocó una gran devastación, inseguridad y falta de gobernabilidad en la pequeña isla de Haití, los tijuanenses fuimos testigos de un constante flujo de haitianos que empezó a arribar a esta frontera, de manera adicional a los constantes ríos de personas centroamericanas que tradicionalmente llegan buscando el sueño americano”.
Dicha postura concuerda con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), que estableció cómo en los últimos años, la migración internacional se ha considerado un tema prioritario en las actividades de los Estados y en discusiones a nivel internacional.
Este fenómeno ha ocasionado un cambio demográfico importante en aquellos lugares en donde el flujo migratorio es abundante. De igual forma, las diferencias culturales, religiosas, de lengua, así como la falta de un documento migratorio que acredite una legal estancia, ocasiona que las personas migrantes y sujetas de protección internacional sean víctimas de discriminación.
Incluso, asegura que México se ha convertido en un país de origen, tránsito, destino y retorno de migrantes. Esta particularidad se ha acentuado de manera muy notoria en las últimas décadas, lo que ha traído como consecuencia una crisis migratoria interna y externa.
De ahí que la misma CNDH asegura que el Estado mexicano debe enfrentar tal circunstancia y garantizar, entre otras cosas, la seguridad nacional y los derechos humanos.
El académico asegura que “Ya en el 2021 atestiguamos también el crecimiento de una ciudad dentro de la ciudad, conformada por el campamento de más de 1,500 personas principalmente centroamericanas”.
Incluso, tras el conflicto bélico en Ucrania, un nuevo fenómeno migratorio se vive, pues cientos de personas de aquel país se instalaron en Tijuana, Baja California, en busca de ingresar a territorio norteamericano.
Así, se dio inicio el arribo continuo de migrantes que huyen del conflicto entre Rusia y Ucrania, en donde el puerto fronterizo de Tijuana-San Yisidro se ha convertido nuevamente en un campamento de migrantes rusos y ucranianos, en búsqueda de asilo en Estados Unidos.
“Entre tanto, los tijuanenses habremos de alimentar la multiculturalidad que distingue a nuestra ciudad, dando cabida en nuestra comunidad a estos nuevos migrantes. Mientras ya nos estábamos acostumbrando a escuchar el francés como aspecto enriquecedor e indicativo de los nuevos residentes haitianos; ahora habremos de escuchar el ruso y el ucranio dentro de nuestras actividades cotidianas”, aseguró Alejandro García.
*Con información Tijuanotas