Durante la clausura de la cumbre latinoamericana contra las drogas, que se realizó del 7 al 9 de septiembre en Cali, los gobiernos de México y Colombia, encabezados por los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Gustavo Petro Urrego, respectivamente, acordaron combatir el tráfico y el consumo de drogas desde las causas.
Diecinueve países latinoamericanos, sin injerencias de Estados Unidos, pactaron este sábado una “hoja de ruta” en la que se comprometen a un “consenso regional” en el problema mundial de las drogas en un documento alcanzado en la ciudad colombiana de Cali como conclusión de la Conferencia de Latinoamérica y el Caribe sobre Drogas. Fue excluido el principal consumidor de drogas del mundo, donde han fracasado las políticas públicas para resolverlo.
Durante la clausura de la cumbre latinoamericana contra las drogas, que se realizó del 7 al 9 de septiembre en Cali, los gobiernos de México y Colombia, encabezados por los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Gustavo Petro Urrego, respectivamente, acordaron combatir el tráfico y el consumo de drogas desde las causas.
Sin el uso de la fuerza
En el mensaje conjunto a los medios, el mandatario mexicano afirmó que entre México y Colombia existe coincidencia en no optar por el uso de la fuerza y planteó lo fundamental para enfrentar el flagelo de la drogadicción y la violencia: “Atender las causas con un nuevo criterio, no pensar sólo en medidas coercitivas”. Con el criterio de que la paz es fruto de la justicia, luchar contra la pobreza y la desigualdad.
López Obrador hizo referencia a los acuerdos suscritos por los países participantes en el encuentro y delineó cinco propuestas: Procurar inversiones propias y de organismos financieros internacionales para fortalecer la actividad productiva del campo en los países de la región para sustituir la siembra de marihuana, amapola, por maíz, frijol, café y millones de árboles frutales y maderables.
Hartos de los saqueos de recursos naturales
“Lo segundo, no permitir nunca más el saqueo de los recursos naturales de nuestros países. Más que una pandemia, una peste, es la corrupción y hay que desterrarla. En el caso nuestro, nada ha dañado más a México que la deshonestidad de sus gobernantes y de la oligarquía”. En tercer lugar, promover el desarrollo con bienestar a partir del principio: “por el bien de todos, primero los pobres”. Por último, evitar la desintegración familiar y en quinto, atender a los jóvenes para evitar que ingresen a las bandas criminales.
Llamó a los países de la región a participar en el combate a la pandemia por el consumo de fentanilo que enfrenta Estados Unidos. “Con respeto a nuestras soberanías y que se procure atender ese problema de fondo; si hay consumo, algo anda mal en la sociedad.”
La canciller Alicia Bárcena Ibarra, afirmó que lo que importa es romper los nefastos vínculos entre el tráfico ilícito de drogas, la delincuencia organizada trasnacional y el tráfico de armas de fuego, que son la otra cara de la moneda de la delincuencia. Y la tala ilegal, la trata de personas, el tráfico ilícito de migrantes, el lavado de activos y la corrupción.
Destacó que se reconoce el valor de las convenciones internacionales en materia de estupefacientes y sustancias psicotrópicas y su tráfico. Se analizaron los acuerdos en los últimos encuentros internacionales para ver cómo se pueden ajustar a las nuevas prioridades. Finalmente, se trata de cambiar el paradigma, reconociendo el fracaso de la guerra contra las drogas e identificar los temas que debemos abordar con un nuevo modelo.
Pidió contrarrestar las causas estructurales del narcotráfico: desigualdad, pobreza, falta de oportunidades y violencia. Confió en la creación de una alianza latinoamericana antinarcóticos, a sugerencia de Bolivia. Y abordar el problema mundial de las drogas sobre la base de este documento.
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