Víctor Trujillo, más bien su personaje Brozo, ha dejado de lado la comedia y el entretenimiento para pasar a ser una especia de orientador de la opinión pública, en especial favorable a la oposición.
Si en el pasado llamó la atención con la frase “no me pendejees”, dirigida a René Bejarano cuando en su programa en ese entonces en Televisa este último intento una justificación de las imágenes en las que se veía guardando los fajos de billetes con todo y ligas –lo que le valió el mote de Señor de las Ligas–, ahora lo vemos promoviendo figuras de la oposición y lanzando ácidas críticas hacia López Obrador.
Con el actual gobernador de Nuevo León, Samuel García, fue enfático en decirle “no nos falles”, a la vez que en otra emisión promovía la fallida aspiración de Mauricio Vila, gobernador de Yucatán, y también ha tenido en su estudio a los dirigentes partidistas Marko Cortés del PAN y Alito Moreno del PRI, quien le reclamo que no lo invitara en otra ocasión, pero para quien tuvo la ocurrencia de describir como “un dolor de huevos”.
Ahora Brozo presentó a Xóchitl Gálvez, ayudándola a dar a conocer su versión sobre la famosa casa que Morena quiere demoler; Gálvez Ruiz se defiende con astucia, cómoda en el espacio que le brinda el payaso tenebroso para lanzarse en contra de Claudia Sheinbaum y Víctor Hugo Romo, a quienes culpa de los permisos que ahora se usan como parte de las pruebas para decir que el inmueble es irregular, argumentación –por cierto– convincente, pero que necesitaba un espacio a modo para darse a conocer.
Así es el espacio encabezado por un personaje a quien en cierta ocasión en redes sociales se definió como el mejor analista político del país y que ha motivado hasta reportajes en medios extranjeros, un programa en el que se han sentado a conversar con toda comodidad personajes como Ciro Murayama o Lorenzo Córdova, porque gente cercana a Morena no forma parte del elenco.
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